La jornada del 3 de enero de 2024 se convirtió en un punto de inflexión para los usuarios de Orange en España. Los foros y redes sociales comenzaron a llenarse de reportes de fallos en la conexión a Internet. Estos reportes no se limitaron a quejas aisladas, sino que reflejaban un patrón que sugería un fallo masivo y generalizado. Los primeros indicios apuntaban a un problema en las DNS, el sistema que traduce los nombres de dominio en direcciones IP accesibles.
Los usuarios experimentaron una variedad de errores al intentar navegar por la web. Algunos se encontraban con mensajes de error, mientras que otros enfrentaban una carga interminable de las páginas. Estos problemas apuntaban a un fallo en las DNS, una pieza clave en la infraestructura de Internet que permite a los usuarios acceder a sitios web utilizando nombres de dominio fáciles de recordar.
Las DNS, o Sistema de Nombres de Dominio, juegan un papel crucial en la navegación web. Cuando escribimos una dirección web en nuestro navegador, las DNS se encargan de traducir ese nombre a una dirección IP, que es lo que realmente utiliza nuestra conexión para llegar al sitio deseado. Sin un sistema de DNS funcional, esta traducción no se produce, lo que impide acceder a los sitios web de manera convencional.
La caída de las DNS de Orange no solo afectó la navegación web convencional, sino también el funcionamiento de servicios populares como Discord, Microsoft 365, Xbox y Google. Aunque el problema parecía centrarse en las DNS de Orange, el efecto dominó se sintió en una amplia gama de servicios en línea, demostrando la interconectividad y dependencia de las infraestructuras de red modernas.
Una teoría que cobró fuerza fue la posibilidad de un ataque cibernético. Esta hipótesis se basaba en el patrón y la magnitud del problema, sugiriendo que la interrupción podría haber sido el resultado de una acción deliberada. Los expertos apuntaron a la posibilidad de que un hacker hubiera manipulado la configuración de la red de Orange, afectando específicamente las DNS.
El RIPE, que gestiona las asignaciones de direcciones IP en Europa, Oriente Medio y partes de Asia Central, se mencionó como un posible objetivo del ataque. El control no autorizado de la cuenta RIPE de Orange podría haber llevado a una desconexión de la red de Orange del resto de Internet, un escenario que podría tener graves repercusiones para la conectividad de los usuarios.
Mientras se investigaba el problema, se aconsejó a los usuarios cambiar sus DNS a otras públicas como solución temporal. Esta medida podría haber proporcionado una solución momentánea a los usuarios, permitiéndoles recuperar parcialmente la conectividad mientras Orange trabajaba en resolver el problema de fondo.
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